Corría
el año de 1877 y las huelgas de los ferroviarios, las reuniones y las
grandes movilizaciones en Estados Unidos eran reprimidas a balazos,
golpes y prisión. Estas mismas tácticas represivas y la necesidad
imperiosa por la defensa y la asociación para buscar mejoras en las
condiciones de trabajo que en ese tiempo eran de semi esclavitud dieron
pie a la gestación de un movimiento de resistencia y lucha de
trabajadores que algunos años mas tarde daría sus frutos.
En
1884 se aprobó una resolución para establecer a partir del primero de
mayo de 1886, mediante la Huelga General en todo EEUU, las ocho horas de
trabajo. Esto despertó un interés y un apoyo generalizado, ya que por
aquella época el horario de trabajo obligatorio era de 10, 12 o 14 horas
diarias normalmente. De estas jornadas tampoco estaban excluidos los
miles de niños, ni por supuesto las mujeres a quienes se les pagaban
salarios inferiores, sin mencionar que de por sí los salarios eran muy
bajos y las condiciones de trabajo insalubres.
El
1º de Mayo de 1886 la paralización de los centros de trabajo se
generalizó. La huelga paralizó cerca de 12.000 fábricas a través de los
EEUU. En Detroit, 11.000 trabajadores marcharon en un desfile de ocho
horas. En Nueva York, una marcha con antorchas de 25.000 obreros pasó
como torrente de Broadway a Union Square; 40.000 hicieron huelga. En
Cincinnati un batallón obrero con 400 rifles Springfield encabezó el
desfile. En Louisville, Kentucky, más de 6000 trabajadores, negros y
blancos, marcharon por el Parque Nacional violando deliberadamente el
edicto que prohibía la entrada de gente de color. En Chicago que era el
baluarte de la huelga, paró casi completamente la ciudad. 30.000 obreros
hicieron huelga, aunque empresas como en la fábrica de materiales de Mc
Cormick.
El
5 de mayo en Milwaukee, la milicia del Estado respondió con una masacre
sangrienta en un mitin de trabajadores; acribillaron a ocho
trabajadores polacos y un alemán por violar la ley marcial. En Chicago,
se llenaron las cárceles de miles de revolucionarios y huelguistas.
Arrestaron a todo el equipo de imprenta del Arbeiter Zeitung y la policía detuvo a 8 anarquistas: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies. Todos eran miembros de la IWPA (Asociación Internacional del Pueblo Trabajador), asociación de corte -de lo que años después se denominaría como- anarcosindicalista.
El
juicio fue totalmente manipulado, en todos los sentidos, siendo mas
bien un linchamiento. Se les acusaba de complicidad de asesinato aunque
nunca se les pudo probar ninguna participación o relación con el
incidente de la bomba ya que la mayoría no estuvo presente y uno de los
dos que estuvieron presentes era el orador en el momento que la bomba
fue lanzada.
No
se siguió el procedimiento normal para la elección del jurado, que
acabó siendo formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los
policías muertos, y en su lugar se nombró un alguacil especial quien se
jactó: "estoy manejando este proceso y sé qué debo hacer. Estos tipos van a colgar de una horca con plena seguridad".
Tuvieron lugar una infinidad de manipulaciones, amenazas y sobornos
para que se dieran testimonios ridículos sobre conspiraciones. El asunto
era simple y estaba todo muy claro; el mismo fiscal Grinnel lo dijo: "La
ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha
escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más
culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen
a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven
nuestras instituciones, nuestra sociedad". Todos fueron encontrados culpables y sentenciados a muerte, a excepción de Oscar Neebe, condenado a 15 años de prisión.
Surgió
un gran movimiento en su defensa y se celebraron mítines por todo el
mundo: Holanda, Francia, Rusia, Italia, España y por todo Estados
Unidos. En Alemania, la reacción de los trabajadores sobre Haymarket
perturbó tanto a Bismarck que prohibió toda reunión pública. Al
aproximarse el día de la ejecución, cambiaron la sentencia de Samuel
Fielden y Michael Schwab a cadena perpetua. Louis Lingg apareció muerto
en su celda: un fulminante de dinamita le voló la tapa de los sesos. Sin
más opciones, este fue su acto final de protesta.
11
de noviembre de 1887 sus carceleros los vinieron a buscar para
llevarlos a la horca. Los cuatro (Spies, Engel, Parsons y Fischer)
compañeros de lucha y de sueños emprendieron el camino entonando La Marsellesa Anarquista en aquel día que después fue sería conocido como el viernes negro.
En
mayo de 1886 varios sectores patronales ya habían accedido a otorgar la
jornada de ocho horas a varios centenares de miles de obreros.Más de
medio millón de personas asistieron al cortejo fúnebre. Años después, en
1893, Fielden, Schwab y Neebe fueron perdonados y puestos en libertad.
Cada 1 de mayo, en muchos países del mundo, los anarquistas de Chicago
son recordados como símbolo de dignidad de la clase trabajadora.
FUENTE:
www.guerreroproletario.blogspot.com
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